Dirección espiritual

¿Qué es la dirección espiritual? ¿Qué papel juega en el proceso de discernimiento de la vocación?

El director espiritual es un instrumento en las manos de Dios, para ayudar a descubrir lo que Dios quiere de cada uno en el momento presente: su ciencia no es meramente humana (El sacerdote confesor y director espiritual ministro de la misericordia divina nº48). Es una ayuda en el camino de la santificación para todos los fieles de cualquier estado de vida (ibid nº66).

El proceso de la dirección espiritual sigue algunas etapas que no están rígidamente ordenadas, pero que se desarrollan como círculos concéntricos: guiar al conocimiento de sí, en la confianza del Dios Amor, en la decisión del don total de sí, en la armonía de purificación, iluminación y unión. Es una dinámica de vida en sintonía con la vida trinitaria participada (cfr. Jn 14,23; Ef 2,18) por medio de la configuración con Cristo (criterios, valores, actitudes que manifiestan la fe, la esperanza y la caridad) y bajo la acción del Espíritu Santo, aceptado con fidelidad y generosidad. Todo esto se desarrolla en una serie de campos (relación con Dios, trabajo, relaciones sociales, en unidad de vida) en los que se busca la voluntad de Dios por medio del consejo y del acompañamiento: camino de oración-contemplación, discernimiento y fidelidad a la vocación, donación en el itinerario de santidad, vivir armónicamente la “comunión” fraterna eclesial, disponibilidad al apostolado. El acompañamiento y el consejo llegan también a los medios concretos. En todo este proceso es necesario tener presente que el verdadero director es el Espíritu Santo, mientras el fiel conserva toda la propia responsabilidad e iniciativa (ibid nº82).

En el camino de la propia vocación eclesial, se cuidan sobre todo las motivaciones y la recta intención, la libertad de elección, la formación a la idoneidad o las cualidades. Los expertos en teología espiritual describen al director espiritual como el que instruye en casos y aplicaciones concretas, da los motivos para donarse con generosidad y ayuda proponiendo medios de santificación adecuados a cada persona y situación, según las diversas vocaciones. Las dificultades se afrontan en la perspectiva del auténtico seguimiento de Cristo (ibid nº85).

Cualidades del director

En general se pide que el director tenga un gran espíritu de acogida y de escucha, con sentido de responsabilidad y disponibilidad, con un tono de paternidad y de fraternidad, y de respetuosa amistad, siempre como servicio humilde de quien ofrece un consejo, evitando el autoritarismo, el personalismo y el paternalismo, además de la dependencia afectiva, la prisa y la pérdida de tiempo en cuestiones secundarias, con la debida discreción y prudencia, sabiendo pedir consejo oportunamente a otros con las debidas cautelas, etc. Estas cualidades se integran con el don del consejo (ibid nº101).

Para poder ejercer el don del consejo, se requiere el conocimiento o ciencia (teórica y práctica) de la vida espiritual, su experiencia, el sentido de responsabilidad y la prudencia. La armonía entre estas cualidades fundamentales se expresa como cercanía, escucha, optimismo, esperanza, testimonio, coherencia, en infundir deseos de santidad, firmeza, claridad, verdad, comprensión, amplitud o pluralidad de perspectivas, adaptación, perseverancia en el proceso o camino. Generalmente el director o consejero espiritual (elegido, propuesto, indicado) es uno sólo, con el fin de asegurar la continuidad. En la vida de algunos santos se puede observar una gran libertad en consultar a otros y en cambiar de director cuando se constata que es mejor para la vida espiritual. El eventual cambio de director ha de ser siempre posible y libre, cuando existen motivos válidos para un mayor crecimiento espiritual (ibid nº102).

El director no hace el camino, sino que lo sigue, asistiendo a la persona en su realidad concreta. Quien guía las almas es el Espíritu Santo y el director debe favorecer su acción. Mantiene constantemente un respeto profundo por la conciencia de los fieles, creando una relación adecuada para que se dé una apertura espontánea y actuando siempre con respeto y delicadeza (ibid nº103).

La autoridad del director no se funda en la potestad de jurisdicción, pero es la propia del consejo y de la orientación. No permite el paternalismo, aunque a dicha autoridad se debe responder con una fidelidad de base, típica de la docilidad filial. La actitud de humildad y confianza del director lo conducirá a rezar y a no desanimarse cuando no logra ver los frutos (ibid nº104).

El que solo se quiere estar, sin arrimo de maestro y guía, será como el árbol que está solo y sin dueño en el campo, que, por más fruta que tenga, los viadores se la cogerán y no llegará a sazón.
El alma sola, sin maestro, que tiene virtud, es como el carbón encendido que está solo: antes se irá enfriando que encendiendo.
El que a solas cae, a solas se está caído y tiene en poco su alma, pues de sí solo la fía.
Pues no temes el caer a solas, ¿cómo presumes de levantarte a solas? Mira que más pueden dos juntos que uno solo.

San Juan de la Cruz
Dichos de luz y amor



Santa Teresa de Jesús
Libro de la Vida

Estas cosas de oración todas son dificultosas y, si no se halla maestro, muy malas de entender. Es muy necesario el maestro, si es experimentado; que si no, mucho puede errar y traer un alma sin entenderla ni dejarla a sí misma entender.
Así que importa mucho ser el maestro avisado, digo de buen entendimiento, y que tenga experiencia. Si con esto tiene letras, es grandísimo negocio. Tengo para mí que persona de oración que trate con letrados, si ella no se quiere engañar, no la engañará el demonio con ilusiones.
Es menester espiritual maestro; mas si este no es letrado, gran inconveniente es. Y será mucha ayuda tratar con ellos, como sean virtuosos. Aunque no tenga espíritu, me aprovechará, y Dios le dará a entender lo que ha de enseñar y aun le hará espiritual para que nos aproveche.


¿Quieres de veras entrar en la devoción? Busca un hombre de bien que te guíe y te conduzca. Contar con el amigo fiel que oriente nuestras acciones mediante sus avisos y consejos, defendiéndonos contra las asechanzas y engaños del maligno. 
Él será para nosotros como un tesoro de sabiduría en nuestras aflicciones, tristezas y caídas; nos servirá de medicina para aliviar y consolar nuestros corazones en las enfermedades espirituales.
Mas ¿quién encontrará este amigo? El Sabio responde: Los que temen a Dios (Eclo 6,17), es decir; los humildes, que desean con ardor adelantar en la vida espiritual…Pide a Dios con insistencia que te proporcione uno según su corazón…
Cuando lo hayas encontrado, no le consideres como a simple hombre, no pongas tu confianza en él y en su ciencia humana, sino en Dios, que será quien te hable y favorezca por su medio, poniendo en su corazón y en sus labios cuanto sea necesario para tu bien. 


San Francisco de Sales
Introducción a la vida devota



Santa Faustina Kowalska
Diario

Rezaba con ardor que Dios me diera esta enorme gracia de tener al director espiritual. Oh, si hubiera tenido al director espiritual desde el principio, no hubiera malgastado tantas gracias de Dios.
Oh, qué grande es la gracia de tener al director espiritual. Se progresa más rápidamente en las virtudes, se conoce más claramente la voluntad de Dios, se la cumple más fielmente, se avanza en un camino cierto y seguro. El director espiritual sabe evitar las rocas contra las cuales el alma podría estrellarse.
Ahora tiemblo cuando oigo, a veces, a un alma diciendo que no tiene confesor, es decir director espiritual, porque sé qué graves daños tuve yo cuando no tenía esta ayuda. Sin el director espiritual es fácil desviarse del camino.