Somos Víctor y Lucía. Llevamos tres años y cuatro meses casados.
El Señor quiso cruzar nuestros caminos en el Movimiento de Cursillos de Cristiandad donde nos conocimos. Durante el noviazgo quisimos profundizar y compartir nuestra fe para discernir bien si de verdad era el matrimonio lo que el Señor nos pedía. Todo ello lo vivimos poniéndonos en sus manos y participando de la vida de la parroquia y del movimiento.
Ya durante ese tiempo vimos cómo se hacía realidad en nuestras vidas el evangelio de san Mateo (6, 25-34)…, “no os agobiéis por el mañana”…
Apenas a un mes de la boda no encontrábamos casa, pero el Señor lo tenía todo pensado. Llegó el gran día, 1 de octubre de 2016, Santa Teresita de Lisieux, patrona de las Misiones. Y ahí empezó nuestra misión. La misión de llevar al mundo la alegría del Amor de Dios a través de nuestras vidas sencillas. Ya que Dios es el centro y el que centra nuestro matrimonio. Nuestro trabajo, nuestras familias, compartir con los amigos. Cada día es una aventura nueva donde llevar a Cristo a quienes nos rodean. Pero para ello sabemos que no podemos hacerlo solo los dos.
Actualmente vivimos en Velilla, siempre dejándonos sorprender por la Providencia Divina. Participamos activamente de la vida de la Parroquia, poniendo nuestros dones y tiempo al servicio del Señor. Compartir con nuestros hermanos en la fe, sean de la edad que sean, nos enriquece mucho como matrimonio. El poder ir juntos a misa diaria fortalece nuestro amor en Dios.
Cursillos de Cristiandad también es una familia que nos ayuda a caminar y la Asociación de Fieles Providentia, donde recordamos todos los días en el ofrecimiento del día que ambos tenemos que servir y amar a la Iglesia, reformar y convertir la Iglesia desde nuestra propia conversión tanto individual como matrimonio.
Tenemos clara nuestra meta, la santidad, y sabemos que para ello Dios nos ha puesto juntos. Víctor para ayudar a Lucía a alcanzar su santidad y viceversa. Es difícil, los tropiezos, los arrebatos, los malos entendidos…, Dios está al tanto de todo y por eso también participamos del Movimiento de Equipos de Nuestra Señora en el que aprendemos cada día más sobre nuestro matrimonio al compartir con otros matrimonios jóvenes como nosotros.
Como todo matrimonio cristiano, desde que nos casamos estamos abiertos a la vida, a aceptar los hijos que Dios nos quiera dar. El milagro se produjo hace 5 meses cuando nuestro hijo Mateo, en un embarazo ectópico, nos hizo papás. ¡Dios siempre cumple lo que promete! Y nuestra promesa está cumplida en el Cielo.
Y así vivimos cada día, de forma sencilla y alegre, dejándonos en las manos del Señor, sin pensar en qué pasará mañana, aunque a veces cuesta, pero con la confianza de que el Señor sabe más y que todo lo que tenga que venir, será para mejor.
“Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia, lo demás se os dará por añadidura. Por tanto no os agobiéis por el mañana porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos” (Mt 6, 33-34).